Hacía ya cinco años que me
había iniciado en los placeres sexuales… y tres en que me encontraba
completamente sola, después de terminar lo que fue mi primera relación
sentimental y muy sexual.
Pasaba el tiempo y yo no
había vuelto ni siquiera a besar a un hombre después de terminar con quien
fuera mi primer amor… Eso me mantenía en un constante estado de excitación por
lo que cada que veía un hombre fuerte y aparentemente viril empapaba las bragas
hasta decir basta.
Solo bastaba leer un libro
el cual contuviera las mínimas insinuaciones a lo que era el sexo y me
excitaba, o tan solo ver una película con cierto grado de erotismo y comenzaba
a mojarme. La única solución que hallaba era correr a mi habitación y
masturbarme como una loca hasta conseguir no uno sino dos y hasta tres
orgasmos…
Pero eso ya no me bastaba,
lo que yo quería era que un hombre me tomara entre sus brazos y me hiciera
gemir como nadie, ya no bastaba con el placer que podía proporcionarme yo misma
sino que necesita sentir el calor de un hombre, su olor, su peso sobre mí, su
pene duro entrando en mi estrecha y caliente vagina.
Un DIA después del trabajo,
decidí ir a beber algo, me sentía cansada, aburrida y vacía, me sentía
frustrada de no poder tener lo que quería como cualquier otra mujer de mi edad,
que sin duda no tendría problemas para coquetearle al primero que se le cruzara
por delante y llevárselo a la cama. La cosa es que yo no era así, hasta
entonces.
Me senté en la barra y pedí
una cerveza, ya que hacía mucho calor y eso precisamente no ayudaba en el
estado en que me encontraba y sin duda la cerveza tampoco, pues el alcohol por
mínimo que fuera no se me subía precisamente a la cabeza… sino más bien bajaba
hasta cierta parte de mi cuerpo humedeciéndola más de lo normal.
Pues ese día mientras bebía
mi segunda cerveza, se me acerco un tipo, tendría unos 34 años, de tés morena,
fuerte, ojos claros, y por supuesto lo que yo diría muy viril, todo un hombre
para mis 24 años.
Me pregunto si podía
sentarse a mi lado, le dije que sí, dadas mis intenciones cumplía todas mis
expectativas, entonces porque negarme, dije para mí.
Me llamo Manuel, me dijo,
mientras me sonreía y yo sentía como la sangre se me subía a la cabeza y luego
bajaba hasta mis pies. Hablamos de cosas sin sentido, sin duda era muy
agradable y cada que se me acercaba podía oler su perfume, que me tenía
embobada, y ya me lo imaginaba sobre mí, con sus fuertes muslos entre los míos
empujando una y otra vez...
Soy Daniela, dije
ofreciéndole un beso en la comisura de sus labios, el poso su mano sobre mi
rodilla, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, deseando que su mano siguiera
avanzando, hasta alcanzar mi muslos y los apretara contra él… Varias
horas más tarde y unas cuantas chelas en el cuerpo, ya no me importaba nada
solo quería una cosa y me decidí a buscarla sin temor.
Le insinué que porque no
íbamos a un lugar más cómodo a lo que el sin pensarlo accedió de inmediato. Nos
fuimos en su coche, hasta su apartamento, en un semáforo el comenzó a acariciar
mi pierna, cerré los ojos y gemí suave y comencé a jugar con mis dedos
pasándolos entre mis pechos, ya que el escote de mi blusa era muy pronunciado,
salí de mi cuando sentí que echaba andar otra vez el auto. Lo mire y me mordí
el labio, por la expresión de su cara me di cuenta de que quería lo mismo que
yo… le puse la mano en su pierna, acariciando desde la rodilla hasta el muslo,
me di cuenta de lo excitado que estaba porque hizo un movimiento por lo cual me
atreví a ir más arriba, me encontré con un miembro grande y duro como una
piedra, y me fluidos comenzaron a salir a chorros.
Llegamos a su depa, cerró
la puerta tras de sí y de inmediato me acorralo contra la pared y me beso
salvajemente mientas con una de sus manos acaricio uno de mis pechos, me
estremecí y le pedí que me hiciera suya, que hiciera de mi lo que quisiera. Me
llevo a su cuarto, era una cama grande, fue en lo único que me fije, no tenía
intenciones de ver la decoración, solo quería ser poseída por aquel hombre.
Me quito la blusa, no
llevaba brasier, chupo mis pechos, mordió mis pezones haciéndome estremecer con
cada rose de su lengua, los apretaba con sus manos, los chupaba con su boca, me
estaba llevando al borde de la locura. De pronto se detuvo para quitarme los
pantalones y las bragas a la vez, estaba excitadísima, queriendo sentirlo de
una vez dentro de mí pero el continuo su juego.
Separo mis piernas y froto
en el centro, sentía un vaivén de sensaciones en mi estómago, agarrada de las
sabanas gimiendo como loca, como yo quería. Siguió torturándome pero esta vez
con su lengua la que deliciosamente se introducía en mi sexo haciendo
estremecer de pies a cabeza y aforrándome a su boca para no dejar de sentirle,
sentía que la explosión se venía dentro de mí, fue entonces que él lo noto e
intensifico sus caricias con la lengua llevando al más exquisito orgasmo que he
tenido en mi vida. Luego, subió haciendo un camino por mi estómago con su
lengua, chupo mis pechos, jugueteo con los pezones y luego entro de una, podía
sentir como su polla se hacía mucho más dura dentro de mí y eso me excitaba más
aun… le rodee por la cintura con mis piernas moviéndome al ritmo que el
marcaba, fuerte, duro, exquisitas sensaciones, podía sentir como mis músculos
se cerraban apretando su dura masculinidad. Era como pasar de la locura al
delirio, el acariciaba mis muslos y chupaba mis senos que estaban colorados,
mientras yo gemía y bramaba como una yegua en celo, estaba tan caliente que ni
cuenta me di que ya iba por el tercer orgasmo.
Me lo hizo en varias
posiciones, hasta el 69, muy rico y excitante nos pasamos toda la noche gozando
del sexo más rico y loco que jamás haya imaginado en mi vida tener… Después
abrazados nos quedamos dormidos, sintiendo el calor y el latido del corazón del
otro, los dos sudados, dejando por satisfechas todas mis fantasías de un
exquisita noche de sexo con un desconocido.
Cuando desperté por la
mañana, abrí mis ojos y vinieron a mi mente todos los recuerdos de aquella
noche de pasión y lujuria, me volví para verlo, pero él no estaba… será que se
había marchado? O estará preparando el desayuno? No había respuesta cuando mire
a mi alrededor me fije que estaba en mi cuarto, en mi casa, y cuando busque en
mi interior me di cuenta que nada más había sido un sueño…
Fin